¡Perdonad si no soy capaz de todo el amor que me entregaron el día de mi Ordenación Sacerdotal darme del todo y dejarme en reserva por mi egoísmo, vanidad, miedos y pecados!
Desde adolescente he querido ser feliz, sentir en mi interior la afición a la música, la poesía, la novela, el cine, la televisión. Todas las manifestaciones artísticas del ser humano de cualquier siglo, de cualquier tiempo.
Desde mi adolescencia y juventud el descubrimiento de un mundo nuevo, un mundo cargado de rebeldía ante el dolor y el sufrimiento, el mal y la injusticia, y el deseo enorme de transformar la sociedad en claves de justicia, libertad e igualdad.
Desde mi adolescencia y juventud todos mis deseos más profundos, mis rebeldías, mis rechazos y descubrimientos existenciales se iban entretejiendo desde una opción cada vez más decidida por Jesucristo y su Evangelio, y se iba clarificando con mayor nitidez la vida sacerdotal. ¡Sí, años después, reconocí que antes de yo buscarle, Jesucristo ya había salido a mi encuentro!
Francisco Baena Calvo es sacerdote, compañero y amigo.
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