jueves, 17 de octubre de 2013

UN ENFOQUE CIENTÍFICO CUESTIONABLE. Texto de Francisco Baena Calvo


Muchos intelectuales, entre ellos Hawking, afirman que "El Universo se creó a sí mismo sin la mano de la divinidad".

Hawking señalaba que la física moderna excluye a Dios de cualquier teoría sobre el origen del Universo, afirmando que el Big Bang fue una consecuencia inevitable de las leyes de la física: "La creación espontánea -dice Hawking- es la razón por la que hay algo en lugar de nada, de por qué existe el Universo y de por qué existimos nosotros. Por tanto, no es necesario invocar a Dios para encender la mecha y poner en marcha el universo".

El enfoque científico, cada día más honesto en sus planteamientos, supera con creces cualquier pretensión de convertirse en enemiga de la Religión, porque como señalaba Jorge Wagensberg, la ciencia no puede demostrar ni que Dios existe ni que no existe… ¡De hecho, el mismo Hawking en su “Historia del tiempo” (1988) sostenía que no había incompatibilidad entre la noción de Dios y una noción científica del universo!

Han pasado tiempos en que declararse científico era sinónimo de posturas ateas y de planteamientos ajenos a toda trascendencia. Decía Alexis Carrel, Premio Nobel de Medicina: “No soy tan crédulo como para ser incrédulo”, y son muchos científicos y matemáticos que no tienen reparo en afirmar su fe y sus creencias religiosas.

El italiano Ennio De Giorgi, uno de los matemáticos más influyentes del Siglo XX, comentaba que “al principio y al final nos encontramos siempre con el misterio. Podríamos decir que nos encontramos con el designio de Dios. A este misterio se acerca la matemática, pero sin penetrarlo”.

Alfredo Kastler, premio Nobel de Física, declaraba en el año 1968: “La idea de que el mundo, el universo material, se ha creado a sí mismo, me parece absurda. Para un físico, un solo átomo es tan complicado, supone tal inteligencia, que un universo puramente materialista carece de sentido... Yo no concibo el mundo sino con un Creador infinitamente inteligente...”

John B. Haldane, famoso genetista británico, profesor de Cambridge, afirmaba que el origen de la vida es imposible sin un Ser Inteligente preexistente. La vida no se ha formado por casualidad, sino que se basa en leyes bien precisas”.

Wittgenstein, que afirmaba que las fórmulas religiosas de fe no pasaban de ser para él hipótesis no empíricas, trabajó como enfermero en un hospital en Londres y renunció a su Cátedra, trató de defender la Religión contra sus detractores positivistas más radicales. Afirmaba que la Religión afecta también a nuestros pensamientos y acciones. Él argumentaba que “...en el mundo hay algo problemático, lo que llamamos sentido. Y que este sentido no está en él, sino fuera de él... Al sentido de la vida, esto es, al sentido del mundo podemos llamarlo Dios”.

Esta tendencia direccional de la realidad, que parece cada día más consensuada por la comunidad científica, encaja perfectamente con la búsqueda de sentido global último de la propia existencia, de la propia realidad en su conjunto y del curso de la historia; realidades que son en el fondo la dimensión religiosa de todo ser humano y remiten al Creador.

Te sugiero que intentes armonizar en tu existencia una razón que esté abierta continuamente a la trascendencia, que le da el soporte último y el sustento global de sentido, y una fe que razona y se sustenta en los pilares más profundamente filosóficos.
Francisco Baena Calvo.
Sacerdote de la Diócesis de Córdoba

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