lunes, 11 de julio de 2011

Recordando a Bob Dylan

Recordando a Bob Dylan.
Por José Luis Amor

Bob Dylan ha cumplido 70 años, y lo primero que me ha venido a la cabeza han sido los momentos y ratos de estudio que pasábamos, varios amigos, escuchando de fondo a Dylan. Recuerdo que Dylan era el nombre artístico de un personaje que se llamaba Robert Allen Zimmerman, nació el 24 de mayo de 1941 en Duluth, Minnesota.



Dylan, para mi, ha sido y es uno de los mayores referentes en la historia de la música popular, pero también es una de las figuras de las que menos conocimiento se tiene de su vida privada y que muchos al pasar la edad juvenil, por las razones e intereses que fuesen, lo dejamos en el olvido.

Hoy me he despertado con el propósito de recordar la rebeldía del joven que hace ya treinta y ocho años se alimentaba del espíritu inconformista ante determinados temas sociales, que entonces nos trasmitía Dylan, en sus canciones y poemas. El nos marcó un camino, en el que nos dice: “hay que tener un espíritu libre, no hay que callarse ante las injusticias, hay que denunciar al malvado, al que se aprovecha de los demás, al que hace negocios con la paz y la guerra, al que daña la naturaleza para enriquecerse, hay que señalar al que se aprovecha de los demás para conseguir más poder”.

Alguien dijo: “cuando uno pierde el camino siempre es mejor volver al principio”, y yo reconozco que para caminar junto al espíritu de Dylan, espíritu que este hombre me trasmitió en mi juventud, uno se debe de comprometer a luchar por que no triunfe la injusticia. Este principio en algunas ocasiones me ha apartado del camino y para reencontrarme de nuevo con él, creo que lo mejor que he hecho es volver al principio del camino.


Cantantes como Joan Báez o Joan Manuel Serrat han removido la sensibilidad y el espíritu de las gentes que asistíamos a un concierto al brindar temas y melodías que servían para expresar la rabia y la disconformidad contra situaciones de un mundo que evidentemente no gustaba. De aquel mismo momento y escenario, años 60, guerra del Vietnam, quedó en la memoria un himno que lanzaba a los vientos preguntas incontestadas. Era un tema de Bob Dylan que tras una retahíla de interrogantes incómodos y un tanto desesperanzados repetía machaconamente: "la respuesta, amigo mío, está en el viento" (blowing in the wind).

En 1963, Dylan grabó su disco The Freewheelin, siempre he entendido este disco como un tratado para intentar ser libre, para mi que lo escuché casi diez años después de que él lo grabase significaba el principio de todo, siempre he pensado que Bob Dylan creó un espíritu nuevo con lo que trasmitía en este disco, con su armónica, con su voz, y su guitarra... y sus canciones. Canciones que esos viejos jóvenes de los 60 y los que no somos tan viejos de los 70 necesitábamos, que nos decían: que había algo más que “el cuerpo y la sangre” que hasta entonces nos había alimentado el espíritu cristiano y la rebeldía que nos hacía sentir Jesucristo y no su Iglesia. Las canciones de Dylan eran himnos para utilizarlos como armas de protesta.






Dylan, antes de cantar Blowin´ In The Wind, solía hacer el siguiente comentario: “Creo que entre el gran número de criminales que existe, se pueden contar los que vuelven la cara cuando ven el mal y saben que es el mal. Yo no tengo más que veintiún años y sé que se han hecho ya demasiadas guerras; vosotros, los que tenéis más, lo deberíais saber mejor aún. Ahora la mejor forma de responder a las preguntas de la canción, es exponerlas.” Pues como dice la canción “la respuesta, mi amigo, está en el viento”.

Bob Dylan antes de ser considerado uno de los artistas rock más importante de la historia, para lo cual ¿cuantos caminos ha tenido que recorrer?...es difícil precisarlo, ha tenido una vida privada siempre un tanto misteriosa, reservada y difícil de conocer, pero sus temas y canciones se han hecho inmortales, han sonado en todo el mundo y han entrado en las mayoría de las casas de la gente con espíritu y sensibilidad por vivir en paz.

Con el tiempo me he ido dando cuenta que Dylan también cantaba y componía con otro tipo de sentimientos. Cantaba himnos de amor hechos con la experiencia que te da la vida. Elegías y lamentos que vienen a recordar las víctimas anónimas de la historia, cuya desaparición nadie ha llorado mas que él. Cuentos, leyendas e historias emocionantes y misteriosas que narran sucesos y aventuras de otros tiempos, que muchos nos parábamos a escuchar, que nos fortalecían el espíritu, que nos iluminaba y nos han hecho felices. Y todos le hemos llamado poeta, juglar, trovador, maestro, y sobre todo, amigo.





Pero yo sigo preguntándome, como hace Dylan a sus 70 años:




¿Cuántos caminos debe un hombre andar
para que lo tengan por hombre?




¿Cuántos mares debes surcar una blanca paloma
para poder descansar en la arena?




¿Cuánto tiempo seguirán silbando las balas de cañón
antes de ser proscritas para siempre?




¿Cuántas veces ha de mirar un hombre hacia arriba
para poder ver el cielo?




¿Cuántos oídos tiene que tener un hombre
para oír los lamentos del pueblo?




¿Cuántas muertes más tendrá que haber
para que sepa que ha muerto demasiada gente?




¿Cuántos años puede existir una montaña
antes de ser arrastrada al mar?




¿Cuántos años puede vivir alguna gente
antes de que se les permita ser libres?




¿Cuántas veces puede un hombre volver la cabeza
pretendiendo ver lo que no ve?




La respuesta mi amigo, está soplando en el viento,
La respuesta está soplando en el viento.





Mi espirito rebelde ante la injusticia te da un abrazo de paz y emoción amigo mío.

Pozoblanco, 26 de mayo de 2011.

José Luis Amor.




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