Son palabras dirigidas por Juan Pablo en noviembre de 1982 en el encuentro con los jóvenes en el estadio Santiago Bernabéu en su visita a España.
Hoy primero de mayo de 2011 ha sido beatificado en Roma con inmensa alegría de toda la Iglesia y es oportuno recordar las ideas de la Doctrina Social que:
Ha reconocido que toda persona tiene derecho a poseer bienes privados y que el obrero tiene derecho a un salario que le procure un sustento digno para él y su familia.
Ha afirmado que tiene derecho a asociarse para defender sus derechos de forma colectiva y solidaria, al tiempo que pueda realizar su trabajo en condiciones humanamente dignas (respeto, libertad, ausencia de tensiones, higiene, descanso adecuado...), y el deber de desempeñar su tarea con responsabilidad.
Ha afirmado que el empresario tiene el deber de pagar a sus obreros un salario digno al tiempo que los beneficios de la empresa reviertan en los trabajadores y, en definitiva, en la sociedad.
Ha manifestado que un sistema que hace del lucro la norma exclusiva y el fin último de la actividad económica es moralmente inaceptable. Y reconoce que el apetito desordenado del dinero no deja de producir efectos perniciosos y es una de las causas de los numerosos conflictos que perturban el orden social.
Ha señalado que “la Iglesia ha rechazado las ideologías totalitarias y ateas”. Y que “es preciso promover una regulación razonable del mercado y de las iniciativas económicas, según una justa jerarquía de valores y atendiendo al bien común”
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