sábado, 29 de enero de 2011

¡VIVA LA LIBERTAD!

Con este “viva la libertad”, el profesor D. Antonio Jimeno finalizó la presentación de su “libro del pueblo” como a él le gusta llamarle.

El emotivo acto tuvo lugar ayer viernes en la sede de la Asociación Piedra y Cal de Pozoblanco que se llenó completamente de público.

El libro comienza con una cita de Cervantes: “La libertad, Sancho es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos…”

Antes fue presentado por D. Antonio Morillo, como anfitrión y por D. Miguel Ángel Cabrera que dijo:

" Nos quedamos como huerfanitos. Nos faltó llorar cuando desapareció la plaza. ¡Qué pena cada vez que aparecía la pantalla en blanco, sin plaza! ¡Qué pena de tertulias sin comentar las últimas novedades de la plaza! ¡Qué tremenda desazón al levantarte o antes de ir a la cama! ¡Qué pena, penita, pena! ¡Estábamos tan enganchados! Por otro lado, supongo que tu familia, Antonio, lo habrá agradecido y tú seguro que estás contento con el trabajo realizado. Siempre te queda además el consuelo de releer una y otra vez la carta que te envío D. Eusebio Muñoz y que aparece como epílogo del libro. No puedes tener mejor paga.

Siempre se ha dicho que las palabras pronunciadas se las lleva el viento y yo no sé qué pasará con las palabras tecleadas en internet, pero sí sé que, como afirma el dicho latino, las palabras escritas permanecen. Así pues, aunque tristemente clausurada, hoy podemos estar contentos porque Plaza Pública seguirá viviendo en estas páginas. Cuando dentro de 50, 100 ó 200 años un historiador cualquiera pretenda estudiar nuestro pasado, aparte de indagar en registros, archivos y actas municipales en busca de cifras y datos, si quiere revivir el pulso del pueblo, cuál era su latido colectivo y cuáles sus preocupaciones e intereses al comienzo del nuevo siglo, ese historiador tendrá por fuerza que empaparse de este pequeño librito de 247 páginas que no tiene sponsor ni patrocinio ni falta que le hace porque nace libre. Y, posiblemente, ese sagaz investigador repare al contrastar sus fuentes en algo importante: el divorcio que existía entonces entre los intereses de quienes manejaban los resortes del poder y los ciudadanos. Como si unos y otros siguieran caminos encontrados.

Se atribuye a un político inglés, Churchill, esta afirmación: “La democracia es el peor de los sistemas de gobierno, si exceptuamos todos los demás conocidos”. Porque, en efecto, a esta democracia, con ser buena, le falta algo. Y a la democracia municipal, más cercana, también le falta algo. Y para enseñarnos de qué carecemos, hete aquí que, igual que los griegos inventaron la democracia en el ágora, llega de pronto el ateniense Jimeno y, en Pozoblanco, un pueblo sin ágora, sin plaza, va y funda entre cuatro amigos y con cuatro duros suyos una Plaza Pública y Libre que nos habría de revelar las carencias de nuestra democracia municipal. Que son dos: información y opinión. Porque hasta entonces la única información que había –salvo la naciente Punto Radio- era sectaria y parcial y la opinión y el debate sencillamente no existían, no lo olvidemos.

Y ahí está el mérito de Plaza Pública: que sin aportar soluciones me ha dejado en el aire unas preguntas fundamentales. ¿El ejercicio democrático debe limitarse a recoger la cosecha de votos cada cuatro años y desentenderse después de la opinión de los ciudadanos de la polis? ¿No tenemos derecho los votantes a recibir amplia información de los grandes temas que nos afectan? ¿No se nos debe consultar en cada cambio de planes y en cada cambio de planos? ¿Qué hubiera pasado si cuando aquella línea recta dejó de ser recta este Julian Assange de la información que es Jimeno hubiera publicado el maldito plano en la Wikileaks de nuestra Plaza Pública? ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos dispuesto entonces de este medio, Plaza Pública, y de la información y de la opinión que nos escamotearon? ¿En qué medida mucho de lo ocurrido desde entonces no tiene que ver con el debate y la información que propició la plaza?

Plaza Pública es el ejemplo fehaciente de que los tiempos han cambiado y de que el ordenador e internet han cambiado y cambiarán muchas actitudes y comportamientos que, si en un tiempo pudieron ser considerados “democráticos”, hoy ya no lo son tanto. ¿Tiene talante democrático, por ejemplo, quien no se atreve a saltar a la arena de la Plaza Publica internaútica a explicarse y a explicar por qué se hizo aquello de marras? Porque esto es lo que demandan los tiempos… Y los ciudadanos.

Así cada artículo, cada opinión, cada comentario editado en la Plaza era un ladrillo más que caía del muro de la desinformación. Cada ejercicio de libertad una nueva pedrada de David contra Goliat. A partir de entonces ya nada será igual y la Plaza, aún clausurada, se erige en aviso para navegantes: en cualquier momento una nueva plaza podrá surgir de la nada para informar de nuevos desafueros, tropelías, abusos y excesos, escamoteos, medias verdades, ocultamientos… La información no se puede encubrir por más tiempo, eso ya es cosa pasada, porque nosotros, cada uno de nosotros, tenemos los medios para difundirla en nuestras manos, en la punta de los dedos, en nuestro teclado. Este es el legado de Plaza Pública: o contáis con nosotros en el futuro, o estaremos contra vosotros.

Pero los locos de la Plaza Pública lucirán siempre orgullosos la medalla de haber sido los primeros, los que hicieron de la libertad su seña más característica.

Enhorabuena y gracias."


En el prólogo del libro, D. Antonio Merino escribe: " Gracias a Plaza Pública llegó entonces la libertad de información absoluta a Pozoblanco, pues desde su creación ya no hubo ningún tema del que no se pudiera hablar públicamente..."
Y en el epílogo, D. Eusebio Muñoz escribe desde Roma: " ...el éxito es la herencia de quienes se dedican, con coraje a su tarea . Los dueños de la historia terminan siendo los que concentran las energías en elecciones que merecen la pena... Plaza Pública se ha convertido en un monumento al valor del trabajo...ha proclamado que es posible tener ideales y construir una realidad mejor...ha rendido un llamativo homenaje a la dignidad de la persona...ha terminado siendo un canto a la libertad. ¡Muchas gracias!"

Finalizado el acto, D. Antonio Jimeno, firmó numerosos ejemplares...

¡¡¡Gracias por tu Plaza Pública con la que ejercimos la libertad...gracias por tu libro!!!

Por cierto, alguien comentó mientras tomábamos una cerveza "...Pozoblanco está en deuda con Jimeno..." y yo comparto esta idea.

MÁS INFORMACIÓN EN LA WEB DE PUNTO RADIO

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