La llamada a la coherencia entre el pensamiento y la acción es un reclamo vital de primera magnitud en la vida de cada ser humano. Sin esta coherencia el universo personal y armónico de nuestra personalidad se desintegra y la confusión que nos crea puede llevarnos a un pragmatismo sin principios y a la instalación de lo presente como lo único existente y verdadero.
¡Qué gran verdad sapiencial posee esta sentencia: “Si no vives como piensas, acabarás pensando como vives”!
Texto de Francisco Baena Calvo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario