“El paisaje de los Pedroches sigue muy presente en su obra y es un
suministrador de símbolos y referencias, pero en Las ventanas de
invierno cobra
una mayor presencia la figura humana. Y se incorpora un nuevo símbolo que
Onieva considera "clave": la casa. Aquí hay un mayor grado de
introspección e indagación interior que en sus propuestas poéticas anteriores.
"Esta casa es mi cuerpo / y sus cimientos, mi memoria", escribe en el
último poema del libro.
Cuatro años y medio después de ganar el XXI Premio de Poesía
Cáceres Patrimonio de la Humanidad con Las ventanas de invierno, Francisco Onieva
ve por fin publicado un libro…” CONTINÚA
EN EL DIARIO EL DÍA DE CÓRDOBA
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